martes, 3 de julio de 2012

LA EXISTENCIA DE DIOS SEGÚN SANTO TOMAS

Santo Tomás, para dar una interpretación de la existencia de Dios, toma de los textos sagrados, la influencia del neoplatonismo y el estoicismo y el diálogo polémico con la filosofía clásica, los elementos que han dado lugar al cristianismo, como explicación del mundo.  El cristianismo es una doctrina de salvación, donde se da un conjunto de ideas acerca de la realidad de la existencia de Dios, de la realidad de la vida del hombre, que permiten al hombre encontrarse con la felicidad.

Existen elementos comunes entre la filosofía y la religión, ya que la filosofía intenta dar una solución racional a cada uno de los problemas que se le presentan al hombre. La religión quiere presentar una solución a los problemas que se le presentan al hombre a través de la fe. Por su parte, el cristianismo no se debe tomar como una filosofía, pero algunos de los elementos que se toman en la propuesta de salvación han sido objeto tradicional de la filosofía, por lo que no se debe extrañar que los creyentes cristianos hayan usado la filosofía como fundamento de algunas de sus creencias.  En el pensamiento de la edad medieval se dio una preocupación por entender la relación entre la teología y la filosofía, entre la fe y la razón.  Se debía tener una idea en el conocimiento sobrenatural que el  hombre tenía, alcanzado por la revelación y el conocimiento que se tenía de lo natural, que se había logrado a través del desarrollo intelectual y de los sentidos. Por lo que la razón y la fe pueden representar dos fuentes distintas de conocimiento que pueden ser compatibles o incompatibles entre sí.

EL PROBLEMA DE LA RELACIÓN FE Y RAZÓN.  El problema que se presenta en la relación fe y razón hace que Santo Tomas llegue a su punto culminante y, para muchos pensadores, a su solución.  La distinción que se debe dar entre filosofía y teología descansa en la separación del orden natural con el orden sobrenatural. En lo natural y lo sobrenatural se presentan órdenes distintas que no son opuestos ni contradictorios  sino que se complementan.

El orden del conocimiento natural, siempre procede de la razón humana, que da lugar a la filosofía, donde hay unas leyes y existen unos métodos propios, con un valor demostrativo.  El orden sobrenatural, siempre procede de la revelación y de la fe, como un conocimiento oscuro por naturaleza, “creer es un acto del entendimiento que asiste a la verdad divina por imperio de la voluntad movida por Dios mediante la gracia”.  Las verdades de lo sobrenatural están siempre al alcance de la razón, y otras las exceden. Los dos conocimientos provienen de Dios, lo que no permite que se de contradicción, por lo que Santo Tomás, rechaza la teoría averraísta de la doble verdad. Entre los dos conocimientos que se dan en la vida del hombre, en los aspectos de lo natural y lo sobrenatural se debe una colaboración que facilite su entendimiento. La revelación siempre debe servir a la razón como verdadera orientadora, para evitar los errores y facilitar el término al cual debe llegar. La razón debe servir a la fe para aclarar, explicar y defender los misterios de la revelación.

La colaboración que se da entre la razón y la fe, da como resultado la teología, teniendo en cuenta que algunas creencias nunca podrán ser demostradas por la razón, por ejemplo la Trinidad y la Eucaristía.  No, se podrá explicar los preámbulos de la fe, que facilite entender la existencia de Dios y la inmortalidad del alma. A pesar de la confusión que se presenta entre la teología y la filosofía, como la existencia de Dios, Santo Tomás creará la necesidad de la fe: No todo hombre puede llegar a la verdad por la razón, ya sea por la falta de tiempo, falta de capacidad. La fe siempre debe guiar a la razón para que así se pueda evitar el error. Por lo que se deben distinguir dos tipos de teología: LA TEOLOGIA RACIONAL O NATURAL, Y LA  TEOLOGIA CRISTIANA O SOBRENATURAL. LA TEORIA RACIONAL O NATURAL. Su objeto principal es Dios, y siempre llega a él desde una perspectiva racional; se le da el nombre de natural por tener su fundamento en capacidades que dependen de la naturaleza humana: las facultades intelectuales. TEOLOGÍA CRISTIANA O SOBRENATURAL.  Se fundamenta es la doctrina revelada y la fe, usa la razón  para conseguir un orden científico y como un arma dialéctica.

LA EXISTENCIA DE DIOS. EL PROBLEMA DE SU DEMOSTRACIÓN. Se podría demostrar que si bien Dios no es perceptible por los sentidos puede ser perceptible directamente, sin embargo, la razón  hace que el hombre afirme “los hombres son animales racionales” o “los triángulos tienen tres lados”;  a lo que Santo Tomas le da el nombre de evidentes en sí mismas; lo que quiere decir que la esencia de los objetos en cuestión se encuentra la propiedad referida en la proposición ya que el predicado se incluye en el sujeto. Las afirmaciones “los hombres son animales racionales” o “los triángulos tienen tres lados” son evidentes para cada uno de nosotros ya que se ven como verdaderos con solo comprender el concepto sujeto. Si la existencia de Dios fuera una característica esencial, se incluye en su esencia, entonces se podría suponer que la idea “Dios existe” se puede mostrar como verdadera a través del término “Dios”. Filósofos como S. Anselmo y Descartes, creen que se puede mostrar la existencia de Dios basándose en ese supuesto,

ARGUMENTO ONTOLÓGICO. Santo Tomás muestra por el contrario, que no se da argumentación de argumento ontológico, porque la esencia de Dios no nos es dada con proposición “Dios existe” no es evidente para nosotros, aunque sea evidente en sí misma pues es verdad que la existencia se incluye en la esencia de  Dios.

LAS CINCO VIAS.  Santo Tomás afirma que es posible la demostración de la existencia de Dios. Afirmándose que una argumentación racional no es la adecuada ya que no es acorde a las facultades humanas. Se debe llegar a Dios a partir de lo más conocido para nosotros, es decir, la experiencia sensible. Las pruebas de Santo Tomás de Aquino  conocidas como las cinco vías, son demostraciones a posteriori: ya que parte de la actuación de Dios en el mundo para remostarse a Él como causa última. No permitirá un exhaustivo conocimiento de la esencia de Dios por la limitación de nuestra naturaleza, pero es suficiente  para mantener racionalmente su existencia. Tienen antecedentes en filósofos, como Aristóteles y Platón, que presentan un esquema argumentativo similar: el punto de partida es un dato de experiencia, fijándose en aspectos de la realidad del mundo físico. Se introduce un principio metafísico, donde nada puede ser causa de sí mismo, lo perfecto no puede tener su origen en algo menos perfecto.  La afirmación de una serie causal concatenada no puede proceder indefinidamente, sino que se debe detener en un  término y concluir en la necesidad de la existencia de un ser supremo trascedente.

La Primera Vía parte de la observación de la existencia de movimiento y termina afirmando la existencia de Dios como Motor Inmóvil. La Segunda Vía parte de la existencia de causas en el mundo y concluye en la existencia de una Causa encausada. La Tercera Vía comienza destacando uno de los rasgos más importantes de todos los objetos finitos, la radical insuficiencia de su ser, con  la contingencia: todos los seres existen pero podrían no existir, tienen los rasgos que tienen pero podrían no tenerlos. Si existen y podrían no existir es pensable un tiempo en el que no existían; y si nada más que ellos existieran en la realidad, ahora nada tendría que existir. Como, obviamente, este no es el caso, es preciso suponer que junto con los seres contingentes exista un ser necesario, un ser que tenga la razón de su existencia en sí mismo y no en otro, y ese ser es Dios. La Cuarta Vía o de la existencia de diferencias en la perfección de los seres del mundo y termina proponiendo la existencia de un ser perfecto. La Quinta Vía parte de la existencia de orden en el mundo natural y de la necesidad de que exista siempre una inteligencia que dirija el comportamiento de aquellos seres que tienen conducta final, conducta ordenada a un propósito. Es el caso de que los seres naturales no disponen de inteligencia, luego han tenido que ser creados por otro ser que les haya dado su disposición al comportamiento más adecuado para alcanzar los fines que les son propios. En conclusión, debe existir una Inteligencia Ordenadora a la que cabe llamar Dios.

LA ESENCIA DE DIOS. Uno de los principales retos a los que se enfrenta Santo Tomás en este tema, es el de defender la posibilidad del conocimiento de Dios sin que se rebaje la calidad de su ser. Es preciso mantener una posición equilibrada que nos aleje de dos extremos: afirmar la posibilidad del conocimiento de Dios pero a costa de aproximar demasiado su ser a las cosas del mundo con el peligro de su antropomorfización. En el otro extremo tendremos la preocupación de separar a Dios del mundo y con ello la tentación de negar la posibilidad de su conocimiento, defendiendo únicamente un conocimiento negativo de su ser o la posibilidad de acceso irracional.  Santo Tomás emplea varios recursos para mantener una cierta equidistancia entre estas posiciones extremas: la afirmación: afirmaremos de Dios únicamente aquellas propiedades puras que no traen consigo imperfección alguna. La negación: obtenemos un concepto negativo de Dios negando de Dios las propiedades de las criaturas que implican imperfección: Dios es inmóvil, acto puro, inmutable, simple.  La eminencia a través de ella se puede afirmar que Dios posee de forma infinita las perfecciones que encontramos en las criaturas: bondad, inteligencia, voluntad. La analogía  recuerda que las palabras empleadas para pensar en Dios no tienen exactamente el mismo significado que poseen cuando las empleamos para referirnos a las cosas finitas  pero tampoco equívoco, sino analógico, en parte igual y en parte distinto.

Las cinco vías para demostrar la existencia de Dios  nos suministran otros tantos predicados de Dios: Motor inmóvil, Causa encausada, Ser necesario y perfectísimo, Inteligencia suprema.

El constitutivo formal es el atributo fundamental que, según nuestro modo de conocer, es el primero ontológicamente y del que se derivan todos los demás.  El constitutivo formal de Dios es el mismo ser subsistenteen Él la esencia se identifica con la existencia. Esta propiedad es la raíz de todas las demás perfecciones y aquello por lo cual su esencia se distingue de los seres creados, en todos los cuales la esencia es distinta de la existencia. Los atributos divinos o perfecciones de Dios dimanan del constitutivo formal y pueden ser entitativos u operativos. Los atributos entitativos de Dios se refieren a su ser; unos se derivan inmediatamente del constitutivo formal de Dios simplicidad, perfección, infinidad,  inmutabilidad y unidad y otros mediatamente bondad, inmensidad, omnipresencia y eternidad. Dios debe ser trascendente  al mundo, completamente distinto a todos los seres creados, y superior a todos ellos.

Los atributos operativos de Dios se refieren a su obrar y pueden ser de dos clases: operaciones inmanentes internas, entender y querer son operaciones vitales. También la vida divina es uno de los atributos operativos; ya que Dios está dotado de voluntad y es libre.  Los efectos de la voluntad divina son el amor y el gozo, y sus virtudes la  justicia, la misericordia y la liberalidad. La potencia activa de Dios se manifiesta de tres maneras fundamentales: la creación, la conservación y la gobernación providencia.

Trabajo presentado por
JESÚS GALEANO SALINAS
PEDRO PABLO BAUTISTA RABA

Docente:
PEDRO ALONSO HAMÓN PEÑA, Pbro.

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