1. ¿Cómo fue la respuesta del Pueblo al propósito de salvación planteado por Dios?
Cuando Dios se da a conocer, el Pueblo se inicia en la “fe” o la “no fe” por Abraham, quien accede a la fe como respuesta a la Palabra de Dios, antes desconocido, sin un nombre, solo conocido a partir de ese momento como “el Dios de Abraham”, quien recibe una promesa en la Alianza unilateral pactada con el Señor: un hijo (Isaac) como fruto de la fecundidad prometida y concedida por Dios, como garantía para ser padre de un pueblo destinado a ser una gran nación, como consecuencia de la relación entre Dios y Abraham.
El Pueblo profesa a Dios amor y gratitud o eucaristía, porque descubre a Dios como “Alguien” que no había sido percibido. Reconoce la intervención de Dios y su nacer como nación, cuando Dios revela su nombre a Moisés y los hebreos se concientizan de ser un pueblo particular, una “iglesia” y se comprometen con la Alianza en donde Dios nos da la Ley, es decir, Su Palabra. El cumplimiento de la Ley de Dios, hace que el pueblo sea fiel a Dios y a cambio viva en paz y sea feliz; solo que, en ocasiones, al ser feliz se olvida de Dios y se hace merecedor de la opresión y del destierro.
Después del destierro el Pueblo pasa de una actitud espiritual a un comportamiento religioso: “el judaísmo”. Muchos judíos solían caer en el “fariseísmo”, los que comienzan a “separarse” como consecuencia de la idea de pureza que tenían los demás judíos y los descendientes de los macabeos. Ya en el periodo romano, se hacen más evidentes las clases sociales y los partidos religiosos.
Clases sociales. (1) “El “pueblo de la tierra”, designa a los judíos en común, despreciados porque ignoran la ley; (2) Los escribas o doctores de la ley, muchas veces laicos, consagran su vida al estudio de las escrituras: la mayoría son fariseos. (3) Los sacerdotes: la casta de los sumos sacerdotes, aristócratas preocupados, sobre todo, de sus privilegios. Son sobre todo saduceos. El pueblo los quiere poco. Por el contrario, los casi 18.000 sacerdotes y levitas están cerca del pueblo.”
Partidos religiosos. (1) Los fariseos: santos, pero que se apoyan en su santidad delante de Dios; son muy religiosos y representan la verdadera fe judía. (2) Los saduceos: conservadores, no reconocen más de los cinco libros de la ley; no creen en la resurrección. (3) Los esenios: especie de monjes que viven en comunidad en Qumran, a orillas del mar Muerto, en la plegaria y la meditación de las escrituras. (4) Los zelotes (o sicarios): son los “resistentes” de aquella época. (5) Los publicanos: cobran los impuestos para el emperador; y, (6) Los herodianos: partidarios de Herodes Antipas, sostienen la ocupación romana.
2. ¿Cuál fue la actitud de Dios frente a la respuesta y comportamiento de su pueblo en el Antiguo Testamento?
Dios es “Alguien” misterioso sobre quien los hombres no tienen poder. Solo deben ocuparse de observar y obedecerle en el amor. En el comienzo, Dios se compromete unilateralmente con el hombre, quien actúa como espectador y beneficiario a la vez.
Dios revela su nombre: “Yo Soy el que Es”, “Yo Soy el que Seré”, “Yo Soy una Presencia, lo que Yo Soy, lo descubrirán en lo que Seré y haré contigo”, Dios es “Quien camina con nosotros”. Dios es Salvador y libera a su pueblo esclavizado por Egipto, por intermedio de Moisés, de igual forma, después en la tierra prometida Israel desobedece y es oprimida por otras naciones. Sin embargo, Dios le llama y le libera a través de los profetas, mostrando su infinita misericordia.
Dios habla e interpela a su pueblo, y el pueblo se siente diferente, privilegiado al ser elegido de entre los demás. Sin embargo, Israel peca y Dios le inspira para que vuelva y le siga siendo fiel, viniendo a su encuentro al nivel de sus necesidades para colmarlas. Él hará que la muerte desenlace en felicidad, en vida, cuando el pueblo a través del pecado atente contra el amor. Por ello, Dios ama a su pueblo no porque el pueblo sea bueno, sino para que lo sea, proveyéndolo de la Alianza, que al ser cumplida le garantice la salvación. Dios ama a su pueblo y le promete la venida de Cristo para que traiga la paz a la tierra, la esperanza del pueblo por la que el Señor --al final de los tiempos--, establecerá su Reino.
Israel por el solo hecho de ser pueblo elegido, no es merecedor de la salvación, especialmente, cuando se porta de cualquier manera. El ser elegido de Dios, le exige una gran responsabilidad, por ello a través de los profetas le recuerda las exigencias propias de la Justicia Divina.
Con la espada en la mano, el Señor favorece a los combatientes. Con las manos juntas, el Hijo del Hombre, será perseguido pero glorificado por Dios: será “Alguien” en Jesucristo. Solo Dios es el que salva a su pueblo escogiendo los medios más débiles: la mano de una mujer. Con la mano tendida: Dios que ama a los hombres, enseña a orar para merecer y obtener la penitencia y la sabiduría.
Más tarde, el Señor ya no reside en un templo, vive en medio de su Pueblo, reuniéndole como un rebaño para encaminarle hacia un esplendoroso futuro en donde comenzará una nueva forma de vivir con Él, quien al manifestar su santidad, inspira al amor fraterno entre los miembros de su Pueblo.
3. La Iglesia como nuevo pueblo de Dios, ha sido llamada a participar de los propósitos salvíficos a través de Jesucristo ¿cuál cree usted que debe ser nuestra respuesta a ese llamado del Dios de la alianza?
Yahvé a través de Jesucristo: verdadero hombre y verdadero Dios, nos hace partícipes de un “SUPERMEGAPLAN”, en donde cada ser humano tiene una misión muy importante que cumplir. Para lograrlo, debemos asumir nuestra misión como sujetos activos y dinámicos al interior de la iglesia. Ello exige evitar que nuestra vida sea producto de las improvisaciones. Si somos parte del desarrollo de un “SUPERMEGAPLAN”, es indispensable que la respuesta más lógica a dicho llamado sea --sin duda alguna-- soñar, armonizar, sustentar y trascender mediante el desarrollo de un verdadero proyecto de vida que favorezca en el vivir propio y ajeno, durante el presente y futuro de nuestra existencia, como medio para darle continuidad al propósito de salvación que Dios ha previsto para cada quien y para las generaciones venideras.
Nuestro proyecto de vida, debe procurar el ser muy buenas personas, capaces de amar, servir y ser feliz en su trabajo, en el desarrollo y transmisión de sus emociones, en su intelecto y en su capacidad para interactuar con Dios --frente a frente--. Nuestro proyecto de vida, debe llevarnos a ser forjadores de un clima familiar, en donde la armonía, la paz y el amor sean el pan de cada día entre la pareja, de padres a hijos, de hijos a padres y entre hermanos. Nuestro proyecto de vida, debe ser la garantía para que cada quien sea un dinamizador incansable y exitoso en los propósitos que, la Palabra de Dios y la iglesia, nos invita y nos reta llevar a cabo al interactuar con los demás como miembros –activos y dinámicos-- de la iglesia católica.
Pero ¿cómo lograrlo? Fortaleciendo día a día nuestra fe y la calidad de nuestro quehacer como cristianos católicos, no solamente de palabra sino de obra, ayudando especialmente a los más necesitados de Dios, bajo el entusiasmo, los dones y carismas que solamente saben venir de Dios Espíritu Santo, como fruto del discernimiento e integración de la Palabra del Señor y la Oración a nuestro diario vivir. Además, conociendo y asumiendo los desafíos de los tiempos y la Iglesia de Hoy al interiorizar los propósitos que promueven, el Papa y los Obispos para los feligreses de todos los rincones de la tierra.
Nuestra misión, al interior de la iglesia, debe estar respaldada por una mente abierta de nuestra parte, llevando una vida correcta y agradable ante los Santos Ojos de Dios, como medio de inspiración para que otros agraden con igual o mayor intensidad al Dueño y Señor de nuestras vidas y de todo cuanto existe.
Desempeño presentado a:
Mag. Elzabeth Rodríguez
Universidad Minuto de Dios.
Desempeño presentado por:
Pedro Pablo Bautista Raba
Jesús Galeano Salinas
Estudiantes Diplomado en AT
No hay comentarios:
Publicar un comentario