El documento de Exhortación Apostólica, escrito por su santidad Pablo VI “EVANGELII NUNTIANDI”. Al episcopado, al clero y a los fieles de toda la iglesia acerca de la evangelización del mundo contemporáneo, tiene como objetivos los siguientes:
1-. Analizar que todos los que pertenecen a la Iglesia cristiana están llamados a dar testimonio de la palabra de Cristo.
2-. Reconocer que, a partir de sacramento del bautizo y en el sacramento de la confirmación, todos estamos llamados a ser verdaderos evangelizadores.
3-. Descubrir la verdadera responsabilidad que se tiene como cristiano para acoger al hermano que se encuentra fuera de su terruño.
4-. Reconocer a Cristo como verdadero evangelizador en la Iglesia evangelizadora de ayer, hoy y siempre.
¿QUE ES EVANGELIZAR?
En la acción evangelizadora de la Iglesia se deben tener presente los elementos y aspectos según su importancia, para poder anunciar el verdadero sentido de Cristo a quienes lo ignoran a través de una adecuada catequesis, en el sacramento del bautismo, que es el que permite al hombre entrar a formar parte de la Iglesia Católica, y la administración de los otros sacramentos.
La verdadera evangelización debe ser rica, compleja y dinámica, para facilitar su comprensión y aceptación, por parte de cada una de las personas que la reciben y la colocan en práctica.
Los elementos de la evangelización, que insistentemente se han subrayado en el Sínodo, han sido profundizados frecuentemente, en nuestros días, en el trabajo sinodal, teniendo en cuenta el lineamiento del Concilio Vaticano II, sobre todo en Lumen Gaudium et spes, Ad gentes.
Debe existir un compromiso evangelizador, para que se de un adecuado anuncio del Evangelio a todos los hombres en el mundo de hoy, que tienen esperanza pero que se encuentran perturbados por el temor y la angustia que son provocados por el pecado.
El compromiso vital de un verdadero evangelizador, es dar a entender que hemos recibido del Señor, en el sacramento de la confirmación la misión del Sucesor de Pedro y constituye un verdadero cuidado en el diario vivir de las personas, como el verdadero empeño de nuestro pontificado, en el creciente amor, celo, en busca de la alegría en torno a si mismo y la felicidad de cada una de las personas que nos rodean en nuestro diario vivir.
Del Cristo evangelizador a la iglesia evangelizadora, se debe tener en cuenta el testimonio y misión de Jesús, donde el Señor da un testimonio de sí mismo y que San Lucas ha recogido en su Evangelio. Donde se debe tener como meta fundamental anunciar el reino de Dios en cada una de las ciudades del mundo. Sin dudar en el alcance que se le debe dar al verdadero significado de la evangelización, se debe tener en cuenta la frase que resume toda la misión de Jesús: “porque para esto he sido envida”, palabras que alcanzan todo su significado cuando Cristo se aplica a Sí mismo
Las palabras del profeta Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para evangelizar a los pobres”
Se debe proclamar en todas las ciudades, a todas las personas, sobre todo a los más pobres, a los que están dispuestos a escuchar el anuncio del cumplimiento de las promesas y la Alianza propuesta por Dios, por lo que siempre Jesús declaraba que tenia una misión ya que fue enviado por el Padre y que tenia como fundamento predicar los aspectos de su Misterios, la Encarnación, los milagros, las enseñanzas, la convocación de sus discípulos, en envío de los Doce, la cruz y la resurrección, la continuidad de su presencia en medio de los suyos, trascendencia, formando parte de la actividad evangelizadora.
Jesús primer evangelizador ha sido el primero y el más grande evangelizador, hasta el final, hasta la perfección, hasta el sacrificio de su existencia terrena.
Cuando Jesús evangelizo se dedico a anunciar el reino de Dios, anuncio la salvación liberadora, a costa de grandes sacrificios, predicación infatigable, utilizando los verdaderos signos evangélicos, donde se dio la curación de los enfermos, el agua convertida en vino, la multiplicación de los panes, la resurrección de los muertos, y el misterio de su propia resurrección. Logrando una comunidad evangelizada y evangelizadora.
VINCULOS ENTRE LA IGLESIA Y LA EVANGELIZACIÓN
Las personas que leen en el Nuevo Testamento como se dio el origen de la Iglesia y sigue paso a paso cada una de las etapas de su historia, donde se vive y se actúa, se dan cuenta que la Iglesia nace de la acción evangelizadora de Jesús y sus apóstoles.
La Iglesia permanece como un signo, opaco y luminoso al mismo tiempo, en espera de una nueva presencia de Jesucristo. Dándose en la Iglesia una vida intima, una vida de oración a través de la escucha de la palabra, la caridad fraterna vivida, compartiendo el pan, dando verdadero testimonio de vida, predicando la buena nueva.
Por lo que la Iglesia evangelizadora, comienza a evangelizarse a sí misma, siendo comunidad de creyentes, comunidad de esperanza vivida y comunicada, en una comunidad de amor fraterno, escuchando lo que debe creer, en el mandamiento del nuevo amor, ya que esta tentado por los ídolos, por ello la Iglesia siempre tiene la necesidad de ser evangelizada, para continuar con el verdadero impulso para anunciar el Evangelio.
Cuando se da la evangelización, la Iglesia misma debe enviar a los evangelizadores, para que prediquen la palabra que salva, enviándolos a predicar, no en sí mismos o con sus ideas personales, sino un Evangelio donde no se es dueño y propietario para disponer de él, para ser transmitido con fidelidad, por lo que la Iglesia es inseparable de Cristo, dándose un nexo íntimo entre Cristo, la Iglesia y la evangelización, por lo que la Iglesia tiene a su cargo la tarea de evangelización.
Se debe mirar como en los momentos actuales, se encuentran personas, que se encuentran desorientadas, frente a la realidad de la evangelización, cuando dicen que su gran aspiración es amar a Cristo, pero sin la Iglesia, escuchar a Cristo pero sin la Iglesia, estar en Cristo pero al margen de la Iglesia, “el que a vosotros desecha, a mí me desecha”.
¿Cómo es posible amar a Cristo, sin amar a la Iglesia, por lo que el más hermoso testimonio que se da a favor de Cristo es el de San Pablo: “amó a la Iglesia y se entrego por ella”?
Hay que tener en cuenta que evangelizar significa llevar la Buena Nueva a todos los ambientes en los cuales se encuentra la humanidad, transformándola y renovándola, por lo que no hay humanidad nueva, sino hombres nuevos con la novedad que se da a partir del bautismo.
La finalidad de la evangelización es la transformación, la renovación, por lo que se puede afirmar en una sola palabra que la Iglesia evangelizadora, convirtiendo la conciencia personal y colectiva de los hombres, en cada una de las actividades en la que los miembros de la Iglesia se comprometen a la transformación de su vida y cada uno de los ambientes concretos.
En la Iglesia no se trata solamente de predicar el Evangelio en las poblaciones cada vez más numerosas, sino de alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, las líneas de pensamiento, modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la palabra de Dios, y los designios de salvación.
Se debe evangelizar no de una manera decorativa, de manera superficial, sino de manera vital, tomando como punto de partida la persona, teniendo presente las relaciones que se dan entre las personas y con Dios.
La evangelización no se identifica con la cultura y son independientes con respecto a todas las culturas.
El reino anunciado en el evangelio debe ser vivido por el hombre de manera profunda, vinculada a una cultura. Evangelio y evangelización no son necesariamente incompatibles con ellas, sino capaces de impregnarlas a todas sin someterse a ninguna.
La ruptura que se presenta en el mundo de hoy entre Evangelio y cultura se puede presentar como un drama de nuestro tiempo, al igual que en otros tiempos, por lo que se puede hacer todos los esfuerzos para que se de una vista generosa en la evangelización de la cultura o culturas.
Siempre se debe tener claro que la Buena Nueva, se debe proclamar mediante el verdadero testimonio, dándose la comprensión y aceptación entre las personas, siendo solidario en cada uno de los esfuerzos del hombre, para irradiar de manera sencilla y espontánea la fe de cada persona.
Cuando se hacen las siguientes preguntas: ¿por qué son así?, ¿por qué se vive de esa manera? ¿Qué es el que los inspira? ¿Por qué están con nosotros? Se debe tomar como un testimonio que constituye una proclamación silenciosa, clara y eficaz, de la Buena Nueva, en la evangelización.
Todos los cristianos están llamados a dar verdadero testimonio de evangelización, para ser verdaderos evangelizadores, con una verdadera responsabilidad frente a dicha actividad, en cada uno de los emigrantes en los países que los reciben.
La Buena Nueva proclamada por el testimonio de vida deberá ser, proclamada por la palabra de vida. Por lo que no hay evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el reino, el misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios.
En cada nueva etapa de la historia de la humanidad, la Iglesia, esta y debe estar impulsada continuamente por el deseo de evangelizar, teniendo en cuentan: ¿a quién enviar para anunciar este misterio? ¿Cómo lograr que resuene y llegue a todos aquellos que lo deben escuchar?
El anuncio -kerigma, predicación o catequesis- adquiere una importancia en la evangelización que con frecuencia es en realidad sinónimo. Pero, no pasa de ser un aspecto.
El anuncio de la evangelización no adquiere toda su dimensión más que cuando es escuchado, aceptado, asimilado y cuando se da una verdadera adhesión en el corazón de quien lo recibe, en su programa de vida, en una vida ya transformada.
La adhesión no se puede quedar en algo abstracto dentro de una comunidad de fieles, cuya vida se ha transformado en una comunidad, signo de novedad en la vida de cada una de las personas.
El dinamismo de la evangelización adquiere importancia en cada una de las personas cuando se acoge el Evangelio como la Palabra que salva, por lo que se traduce en gestos sacramentales en la Iglesia.
El que ha sido evangelizado y que evangeliza a la vez, debe tener la prueba de la verdad, dando un verdadero testimonio de vida y así poder anunciar el verdadero sentido de la evangelización.
La evangelización se debe como un paso complejo, con elementos tales como: la renovación de la humanidad, testimonio, anuncio explicito, adhesión del corazón, entrada en la comunidad, acogida verdadera de los signos, el merito que se le da al reciente Sínodo es el haber invitado constantemente a comprender estos elementos, para comprender la comprensión de la verdadera actividad evangelizadora de la Iglesia.
Presentado al Padre Cristóbal Villamil (Profesor de Pastoral Social) por Pedro Pablo Bautista Raba y Jesús Galeano Salinas (Aspirantes al Diaconado Permanente).
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